jueves, 24 de junio de 2010

Cascotes (XVII)

Piedra 1:

Yo estuve a punto de ver una tragedia como la de Castelldefels. En la estación de Villalba de Guadarrama los trenes de cercanías destino Chamartín y Atocha generalmente estacionan en la vía 2, un andén cuya única forma de acceso es a través de un paso elevado. Una mañana de finales del otoño de hará un par de años, yo estaba como todas las mañanas esperando el Civis a Príncipe Pío y Atocha de las 7:06 cuándo por megafonía informaron de que el tren de las 7:00 a Chamartín y Atocha haría su entrada por vía 1 - justo cruzando las vías. Los que estaban cerca del paso elevado partieron a la carrera, pero en la parte más lejana al paso - donde me encontraba yo - los apresurados viajeros, ni cortos ni perezosos, empezaron a cruzar las vías. En la tibiamente iluminada oscuridad de esa primera mañana, la gente empezó a cruzar, con gabardinas, paraguas, bolsos, etcétera. De repente una voz bramó desde los altavoces: "Por Favor No Crucen Las Vías Tren Haciendo Su Entrada Por Vía 1"; la gente se apresuró y trepó a duras penas por los andenes justo a tiempo para apartarse del camino de un Talgo que probablemente llegaba tarde y que cruzó la estación rumbo a Chamartín haciendo un ruido espantoso.

La moraleja de ésta historia - si la hay - es la triste confirmación de que no hay nada que el ser humano pueda hacer para contener la estupidez de sus semejantes. Aun instalando una estación modernísima, con dos, tres, cuatro pasos subterráneos, siempre habrá algún cretino que piense que cruzando por entre las vías llegará antes y mejor que los demás. Con las consecuencias que pueden ustedes ver.

Piedra 2:

Si usted cree que el PP - o el PSOE - es el partido de las puñaladas en la espalda, las pugnas por el poder malévolas y las defenestraciones salvajes, sepan ustedes que hay un partido político que convierte a todos ellos en aficionados.

El Partido Laborista Australiano.

Australia, como todos, ha estado sudando sangre por la crisis. El gobierno laborista, que lleva tres años en el poder tras echar a patadas al Partido Nacional del terrible John Howard, ha cometido últimamente una serie de meteduras de pata, ninguna de ellas demasiado importante. La última de ellas, un impuesto extraordinario sobre las industrias mineras - que son poderosérrimas en Australia.

El caucus del Partido Laborista se reunió, dio un vistazo a las encuestas y no tuvo dudas: el líder del partido, Kevin Rudd, ha sido sumariamente defenestrado, reemplazado por su segunda, Julia Gillard. El liderazgo del partido implica ocupar el cargo de primer ministro, así que, de forma tan prosaica, Australia tiene por primera vez una mujer como jefa de gobierno.

Seguiremos informando.

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