lunes, 18 de enero de 2010

A petición: Una triste historia (más)

Ésta mañana pedí en el Caralibro que me diesen ideas para artículos, para sacarme del espesor en el cuál ésta niebla madrileña de invierno me sumerje, y una encantadora dama me ha escrito desde África (¡!) para sugerirme ideas.

Una de ellas se refiere al cacao que hay montado en Guinea Guinea (como saben, hay tres Guineas, separadas entre sí por casi 2.000 kilómetros; ésta tiene por capital Conakry y es de lengua oficial francesa). Confieso que no tenía ni idea de lo que estaba pasando, así que he tenido que documentarme.

La historia de Guinea tiene una curiosa tradición: sus dictadores son longevos, pero sus dictaduras no les sobreviven dos semanas. Así pasó con el primer presidente del país, Sekou Touré: los guineenses le tuvieron que aguantar - literalmente - 26 años, pero en el momento en el que la palmó - tras una operación en la Cleveland Clinic, en EE.UU., la mejor clínica cardíaca del mundo y favorita entre nueve de cada diez dictadores del momento - a los nueve días el jefe del Estado Mayor, Lansana Conté, dio un golpe de Estado. Lansana estuvo otros veintidós años (que no fueron mejores que los de Sekou Touré, precisamente) hasta que también la palmó; éste, en su palacio. El subsiguiente golpe de Estado vino a las seis horas (no se puede decir que no lo estuvieran esperando) y fue el típico golpe africano: la oficialidad media del Ejército se levanta en armas, crea una junta militar con un rimbombante nombre con muchas letras (en éste caso, el Consejo Nacional para la Democracia y el Desarrollo), y es nombrado presidente de la República un tipo con una insufrible tendencia a usar gafas de sol a todas horas y a quién cualquier persona sensata no le podría a cuidar de su garaje, cuanto menos de un país. En Guinea, el ganador del premio - de hecho, al parecer la presidencia se jugó a suertes - fue el capitán Moussa Dadis Camara. El bueno de Dadis Camara era, antes de ser presidente, el encargado del reparto de gasolina en el cuartel general de Conakry, lo cuál en un ejército donde lo único que haces es moverte con Toyotas Hilux por ahí te permite conocer literalmente a todo el mundo - éstos ejércitos son pequeños.

Cuándo te conviertes en presidente de ésta manera, de dos una: o te conviertes en un dictador sanguinario y gobiernas por el terror, o van a estar intentándote echar de la silla por el mismo primario método por el que fuiste elegido. Normalmente el sospechoso habitual es o el ministro de Defensa o el jefe de la Guardia Presidencial, el que tenga menos escrúpulos de los dos. En el caso de Guinea, es el jefe de la Guardia Presidencial, un individuo que responde al nombre de Aboubakar Diakite, alias Toumba (cuándo un militar tiene un alias, mejor será que te andes con ojo). Y su falta de escrúpulos se hizo patente el pasado septiembre, cuándo la oposición se manifestó en un gran mitin en el Estadio Nacional de Conakry, que fue alegremente reprimido por la Guardia Presidencial: 157 muertos, millares de heridos, detenidos y hasta violados. (Por cierto, ésto no mereció ni un breve en El País: total, son negros, se matan).

El diciembre pasado, Toumba tomó la iniciativa, que en éstos casos se demuestra vía rifle: le pegó un tiro al presidente, en lo que se supone fue un descuido (del presidente). Por desgracia para Toumba el presidente sobrevivió: fue evacuado a duras penas a Marruecos (que se ha convertido en el refugio médico favorito de los dictadores africanos: clima agradable, la cortesía inigualable de los marroquíes y la posibilidad de disfrutar de médicos franceses sin poner en aprietos a París y sin esa desagradable molestia que es la Interpol). Tomó el poder el ministro de Defensa, y a Toumba no se le volvió a ver.

Ayer Dadis Camara viajó a Burkina Faso - país fronterizo - y dio una rueda de prensa: queda claro que la balacera le ha sentado fatal y que no piensa volver a que le rematen. El ministro de Defensa toma el poder y, con el fin de garantizarse ayuda de Francia, ha prometido lo de siempre: paz, estabilidad, democracia, y que en la próxima Copa de África lo harán mejor. Dadis Camara se retirará a algún país amigo (Marruecos, Libia, el propio Burkina) y se garantizará impunidad por todos sus muertos.

Ésto ahora. Quién sabe mañana.

Seguiremos informando.

1 comentario:

Lunatrix dijo...

Anda si esa soy yo!! :o)

Es verdad que la prensa internacional no suele cubrir ni mucho ni bien los países africanos (entre otros). Yo llevo una semana intentando descifrar el asunto Dadis Cámara en los periódicos senegaleses, pero total mierda, tienen 4 páginas cada una y dos son para el presidente de la república, uno para su hijo paliducho de la muerte y la otra para fútbol. Cuando queda un hueco meten la sección internacional, pésima. Pero total, por 15 céntimos tampoco puedes pedir mucho, digo yo ...

En Maneno (maneno.org) hay varios blogeros africanos que escriben sobre África y desde mi punto de vista lo hacen bastante bien.

Mi pregunta es: ¿Por qué Marruecos ha dejado salir tan ricamente al dictador? Y ¿serán los esfuerzos (fallidos) de los EEUU para que esto no pasara un ejemplo de lo que está por venir de intervencionismo gringo en la zona (que ya es, por otra parte, de lo más intenso)? Nos queda mucho por ver ...

En cualquier caso, gracias por el resumen. A ver si consigo que nos hagas más análisis políticos de África Occidental (je!). Un abrazo desde Dakar ...