miércoles, 2 de abril de 2008

El último hurra de Bush

Ya saben ustedes qué es un lame duck, un pato cojo, y si no, se lo vuelvo a explicar: cuándo hay una limitación legal de mandatos (como en el caso del presidente de los Estados Unidos) un político que no puede ser reelegido y que ya no tiene nada que hacer sino esperar su jubilación se convierte en eso, en un pato cojo. Y los patos cojos pasean por el mundo, esperando obtener fuera la adulación que les suele faltar en casa.

Y en el caso de George W., más. Con su popularidad en los sondeos por debajo del 30% en su propio país y no demasiado superior en la mayoría de países del resto del mundo, Bush ha ido a que le hagan la pelota a su única fuente de adhesión incondicional en el mundo: los países del Este de Europa.

Si uno ha de considerar los cinco países más pro-americanos y más pro-Bush del mundo ahora mismo, la lista sería: Albania, Letonia, Ucrania, Georgia y (si cuenta) Kosovo. Son países que tienen algo en común: George Bush se ha empeñado en la defensa de su freedom (me dolería desperdiciar la palabra "libertad" en un concepto totalmente neo-con que es mejor definido con el anglicismo) contra el gran Oso Ruso y, en el caso albano-kosovar, ante su más querida hijita, la Osezna Serbia.

Y, como siempre que se trata de política exterior, Bush no sabe donde está metiendo los pies. En la cumbre de Bucarest que empieza hoy Bush intentará defender ante sus socios y ante el mismísimo Vladimir Vladimirovich que Ucrania y Georgia deben entrar en la OTAN.

Mala idea, naturalmente. Para empezar, Rusia considera a ambos países parte de su hinterland, y Estados Unidos no parece haberse dado cuenta que la adhesión irracional de ambos países son tentativas desesperadas de mantener una independencia ante Rusia que es políticamente imposible de mantener, no ya a largo plazo, sino incluso a medio.

En el caso de Ucrania, porque medio país (físicamente medio país) es fervientemente pro-ruso; miren éste divertido mapa sacado de la Wikipedia: en azul, victoria de los partidos pro-rusos; en amarillo, victoria de los partidos occidentales.

En el caso de Georgia es incluso más animal: casi el 15% de la superficie del país no está bajo el control del gobierno de Tbilisi, sino de dos repúblicas secesionistas y fervientemente pro-rusas: Abjasia y Osetia del Sur; naturalmente, si Georgia no se mete en una guerra abierta con ambas es porque Moscú mima a ambas republiquitas y les da petróleo.

El mismo petróleo y gas cuyo grifo controla Rusia a su antojo, pudiendo matar a los ucranianos y georgianos literalmente de frío cuándo su gobierno se porta mal; cosa que ya ha hecho más de una vez.

Es por eso que ambos países le lamen tanto las botas a Estados Unidos; pero por mucho que Bush se empeñe en garantizar su freedom, Washington queda demasiado lejos para ser un buen amigo; y la Unión Europea no piensa mover un dedo en contra de Rusia.

Es la última chorrada de un tipo desesperado por tener un lugar decente en la historia; esa misma historia que dará cuenta de la peligrosidad de éste último fracaso.

Y si no, al tiempo.

Seguiremos informando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Libertad. LIBERTAD.¡LIBERTAD! ¡¡¡LLIIBBEERRTTAAAAAADDD!!!

En fin...